lunes, 20 de diciembre de 2010

5.
Les costó algo de trabajo llegar al rancho; cada vez que se detenían a preguntar las personas les daban indicaciones contradictorias. Raúl comenzaba a dudar acerca de si habría sido lógico ir en la búsqueda de quién se suponía sería el vocalista ideal para su banda de rock, justo en el lugar más disímbolo: un rancho ganadero. Lo acompañaba Pepe Rock, el que más se había empeñado en esta búsqueda;"Scooby" y "el oso" alegaron compromisos previos.
Un señor que cargaba madera sobre su curveada espalda por fin les dio las señales correctas para llegar. El verdadero problema de dar con el lugar se debía a que el rancho era muy pequeño comparado con los ranchos vecinos. Este se encontraba casi escondido. El camino era sinuoso y accidentado, ahora Raúl se arrepentía de haber traído la camioneta de la empresa; la lavada iba a estar canija. ¿Que extraña necesidad era aquella? La de juntar seres ajenos entre si, solo unidos por su pasión a la música; de ir contra corriente, de dejar de lado todo lo demás por las ansias casi irrefrenables de crear música. Que pinche sueño tan guajiro jugar al rockstar en medio de pueblitos y de ciudades donde definitivamente no existía la infraestructura recesaría para ello. Para Raúl y sus amigos era una misión más que divina; una locura loable. Si existía un dios del rock-o dioses- este debería estar complacido con sus esfuerzos. Al final, pensaban, definitivamente valía la pena. Tocar en los escenarios, sin importar los incidentes y el mal sonido de los lugares acondicionados-mas bien improvisados- para las tocadas; valía la pena cuando la gente reconocía que enfrente tenía a unos buenos "hacedores" de música, y estos se entregaban al ritual de un concierto en vivo. Valía la pena cuando hacías la música que te llenaba; aunque pocos la entendieran, y las trampas y los obstáculos fueran muchos.

Con suerte, encontraron a Carlos Prieto justó cuando este salía de las puertas del ranchillo. Este reconoció a Pepe Rock, y comprendió un poco el por que venían a buscarlo.

-"Ya me iba al pueblo, de compras; pero pus pasenle".

Adentro de la pequeña cabaña no había ningún indicio de que algún aficionado al rock habitara el lugar.
El mismo Carlos les explicó, sin muchos preámbulos, que se sentía decepcionado de sus experiencias dentro de la música; pero que su principal frustración era no haber podido acabar la carrera universitaria en un tecnológico de Texas.

-Me ganó la fiesta; alla con los gringos. Luego también estuve con unos vatos en su banda de rock;en algunas ciudades de Texas hay muy buen nivel musical. Y ahí valió madre todo; valió madre el college. Me pasé a la música de lleno. Tocábamos en bares, en teatros abriéndole a otras bandas, en ferias; pero pues las tocadas eran esporádicas y allá necesitas a fuerzas la dolariza para vivir el día a día. Terminé trabajando en un rastro; imagínate, mis papás pensando que estaba de estudiante, y yo allá partiéndome el lomo en un pinche rastro gringo, como vil mojado. Pero me harté del trabajo y decidí regresar para aca; ahora veo que fue un error. Por que me involucré con mi ahora esposa, y pues me embarqué- Carlos estalló en carcajadas-. Tenemos una niña; y mi suegro me dio trabajo acá en su rancho.

-¿Y no has pensado en regresar a cantar?-inquirió sin rodeos Pepe Rock-
-Lo veo difícil; empezar otra vez de cero. Ahorita lo que necesito es lana. Un trabajo seguro. Por el bien de mi familia. Lo de la cantada pus ya tuvo su tiempo; y pues no funcionó.
-Tienes que escucharnos, tenemos un buen nivel-sugirió Pepe-. No puedes desperdiciar tu potencial, aquí en entre vacas.
-No creas; ya hasta lo disfruto-Carlos volvió a reír con risotadas llenas de vitalidad-; para que me hago tonto, este es mi destino.
-No hombre; ven y escuchanos, y tu se el juez. Ahora si que decide una vez que nos escuches y tu veas que esta onda si vale la pena.
-Lo veo difícil.
-¿No dices que este rancho es de tu suegro?, pidele chance, dile que estas viendo algún asunto; o lo de tus estudios.

Carlos solo reía; pero esa parecía ser una especie de señal de que consideraba las posibilidades.

-Si no, solo haznos el paro con las primeras tocadas-propuso Raúl; un poco fastidiado del ambiente y el olor a rancho-.
-OK,¿cuando ensayan?
-Pues venté con nosotros, dices que fuiste a comprar algo a la ciudad, y nos escuchas.
-Bueno. Vamos pues.

Carlos se subió a la camioneta; y durante el trayecto les narró algunas de sus pintorescas aventuras en el otro lado. También descubrieron que tenían muchos gustos musicales en común. Raúl seguía contemplando impotente como la camioneta se llenaba de lodo y los amortiguadores daban todo de si entre esos caminos. Con todo y esa preocupación, seguía muy atento las indicaciones de Carlos para salir de ese laberinto de rancherías y caminos de terracería.

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