viernes, 26 de noviembre de 2010

La guitarra estaba en su estuche, y Raúl no se cansaba de abrirlo y admirar el acabado caoba del instrumento, su brillante maquinaria, la firma de el señor Les Paul coronando la obra; sencillamente no podía creer que el objeto tan anhelado estuviera físicamente presente, en sus manos. La carretera ahora resultaba tediosa, exasperante, pues no veía la hora de llegar a casa y tocar el instrumento, sacarle notas hasta cansarse. La guitarra efectivamente era "preciosa", como la había descrito Genaro; y más increíble aún, esta si estaba aguardando en la casi idílica pawn shop tal cual -Genaro- lo describió. El viaje había valido la pena; la misión se había cumplido.

En el camino de regreso discutían acerca de instrumentos, de marcas, de los nuevos discos que pudieron conseguir de paso y que degustarían como golosinas.

Raúl se daba cuenta de que ya existía una fuerte unión entre el y esos personajes que lo acompañaban; que eran ya una banda. Genaro, el "Scooby", el baterista prototipico algo ingenuo pero sensible, sociable, de risa fácil, siempre con sus guasas y sus payasadas casi infantiles que contrastaban con la violencia y sobriedad con la que aporreaba sus tambores; y Pepe Rock, consagrado a la música por completo, el tipo sudaba y cagaba rock; desayunaba mortificando a sus permisivos padres con el estruendo de sus albums de AC/DC, Black Sabbath y Van Halen a todo volumen, y se iba a dormir con el sonido de sus discos de Led Zeppelin, Queen y Pink Floyd.

Sin duda era un grupo pintoresco, que podía ser bien encausado; pero había que salir del formato power trio cuanto antes. Se requería de un vocalista a la medida del ímpetu rockero de la banda, un David Lee Roth de petatiux que le imprimiera a la música el sello de que esto iba en serio. Que se trataba de una entidad completa y suficiente.

"El Oso", un compañero de trabajo de Raúl, se haría cargo del bajo. Así que se avocaron a poner anuncios para encontrar a un vocalista no solo en la única casa de música del centro, sino en las dos principales tiendas de discos, y hasta en las puertas de algunas cantinas -¿quien sabe?; igual el vocalista ideal cantaba en un trío norteño-

Durante la siguiente semana se presentaron al anuncio tres personas. Ninguna los logró convencer. Uno parecía "fresa", y otros, en contraste, tenían look de cantantes de conjunto tropical.

Habían tomado la resolución de hablarle al tipo "fresa"-el primero que se había presentado por el puesto-, con la firme intención de montar un set y tocar cuanto antes, pero entonces Pepe Rock recordó a una banda ya extinta cuyo vocalista se caracterizaba por su actitud y su carisma escénico; valdría la pena intentar localizarlo. Después de una cuantas llamadas le indicaron que no se sabia mucho de tal personaje, que se había ido a estudiar a una universidad del otro lado. De todas formas le habló a una amiga que tenía contacto con uno de los ex-integrantes de dicha banda. Este integrante le confirmó a Pepe Rock que el dichoso vocalista había regresado de E.U. sin acabar la escuela; que había embarazado a la hija de un ranchero, y que ahora trabajaba en el rancho de su suegro como capataz. Que no valía la pena buscarlo puesto que se había retirado por completo del rock. Pepe Rock tomó nota de la información, y continuaron buscando vocalista por medio de anuncios; desanimados, finalmente, por la idea de enrolar al "fresa" en la banda; o a cualquiera que no se identificara con la música que tocaban. El desfile de personajes que parecían cantantes de salsa o de música tropical continuó. Hasta que en una tarde de ensayo Pepe Rock propuso:

-Vamos a buscar a este maestro al rancho donde trabaja; estoy seguro que lo convencemos de entrar a la banda, era un tipo muy rockero, no puede conformarse con una vida de trabajo en un vil rancho.

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