martes, 9 de diciembre de 2008

Purgatorio a la medianoche.


Los recuerdos me abruman, soy solo una fuente de recuerdos. Esto es como el purgatorio; un purgatorio a la medianoche -o al medio día, no estoy seguro-.

La memoria me acosa con sus imágenes casi tangibles: personas, momentos, historías -mi historia-. Veinticuatro años. ¿Bien vividos?, eso es muy subjetivo; vividos y ya.

El arte de la vida: puedes ver el sufrimiento, y como huías de el; o puedes ver los momentos intensos y de cierto gozo; o puedes intentar verlo todo -no es tan fácil, creánme-, de cualquier forma son espejos que están ya muy lejanos.

Flotas, botas, caes en los instantes pasados.

Estoy embargado, subyugado por los recuerdos que no me abandonan ahora, que se vienen conmigo, por un ratito más. Infectado por imágenes que vuelvo a vivir. Suspendido -agarrado de no se que hilo del destino-. Pero es solo una etapa, tan corta como la vida -o tan extensa si lo ven de forma relativa-.

Como digo, es el pinche purgatorio, extenso y oscuro como una caverna, iluminado de rojo, y verde-a veces azul o morado-.

Pero organicemos esto un poco. Por el placer o la costumbre de organizar, de distribuir -cortar y ordenar-.

¿Como podrían ordenarse los recuerdos?

Lo intentare de la mejor forma que pueda, no garantizo algo cronológico. Son espasmos en el tiempo, momentos selectos.

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