domingo, 31 de agosto de 2008

Achilles Last Stand.




Se escucha el sonido de un instrumento de cuerdas. Ningún acorde en particular; solo alguien jugando con las cuerdas; suena como un salterio. ¿Será una guitarra? ¿Qué más puede ser?

Todo es en realidad algo confuso.

Es como entrar a una habitación oscura donde huele a pachulí. Al principio hay un poco de desconcierto por la falta de luz; después, el instrumento que suena a lo lejos nos recuerda el por que hemos entrado aquí. Para ser honestos, se siente una vibra extraña; quisiera salir, pero ese sonido es hipnótico. Es necesaria la cita con momentos legendarios de este tipo; es necesario contemplar “el objeto” por nosotros mismos, y después, entonces si, juzgar lo que se pueda comprender.

Si, si es una guitarra- ¿Qué mas podía haber sido?
Claro, que a estas alturas, hay que estar listo para todo –“Expect the unexpected”-. Que frase tan estúpida; pero se aplica…

No es tan mala la vibra aquí después de todo. Es el martillo de los dioses. La saga continua ¿no? Yo estuve ahí, yo escalé esas ruinas extrañas al lado de esas niñas-¿y... niños?-, yo también estoy comprando una escalera al cielo-a plazos-, “good times bad times”; todo lo he pasado.

La voz aulla con dolor, se queja; es la voz conocida -muy característica- que ya ha narrado otras sagas antes. Es la voz que ya se ha amalgamado anteriormente con elementos de estridencia y de calma, es una sirena en medio del ambiente de luces estroboscópicas y sombras fugaces generado por estos modernos dioses/entidades rockeras.

Algo me lleva a otro lado, como me ha pasado otras veces en estas ceremonias; en parte es difícil no sucumbir a la atracción, en parte yo estaba predispuesto, yo me quería largar. Siempre me quiero largar a alguna parte.

Que torcida historia; es un cuento viejo, lo se, de lo más primigenio; tal vez ahí radica su poder de seducción, en lo primitivo.

Y que lugar tan raro; reconozco el paisaje, los sonidos, pero todo esta como cubierto por una cortina.

Me perdí; este “objeto” tiene un poder nada complaciente. Tiene un "sabor amargo"; aunque creo que no me disgusta del todo, de tener un sabor sería el sabor de la sangre.

Óxido,
Vital,

Óxido vital.

Siempre es difícil bajar de sitios como este. Pero es imposible no dejarse arrastrar por los ímpetus de aventura.

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