lunes, 12 de enero de 2009

Ya nadie me miente ahora.

No me reconozco, ¿ese era yo? Caminaba de manera curiosa, siempre con prisa, no se de que. ¿Son esas mis manos, mis uñas? Ya, ya veo más claro. Definitivamente soy yo; a pesar de todo hay una marca, un sello inconfundible. Masa moldeable, carne fresca, energía siempre a punto de ebullición. ¿Que me hicieron? ¿Por que siempre que estuve a punto de lograr un cambio significativo en mi, solo daba vueltas y quedaba casi igual, confundido y a la intemperie? Tenía esperanzas y fuerza, ¿que me detuvo? ¿Quién cambio mis sueños y los transformó en un vulgar cliché? ¿Quién, o que, me hizo dar tantas vueltas hasta cansarme?

¿Por que todo lo que podía ser empatía terminó transformándose en odio?

¿Quien es el alquimista satánico-debería haber un luchador con ese nombre- que transforma todo aquello que es digno, en mierda?

Ya no hay mentiras. Ya nadie me miente ahora.

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