Nadie me había explicado-no de forma convincente, ni sugestiva-. Me habría puesto en contacto mucho antes.
Nadie me había dicho que era algo tan bueno. Que era mejor que coleccionar estampitas.
Que te conectaba con otros mundos, que era mucho mejor a escuchar sermones de tus padres, e idioteces manipuladoras de tus maestros –si un maestro es alguien que te enseña a vivir, este es mi nuevo maestro-.
Que te olvidabas un poco de ti mismo, y que de esta forma comprendías un poquito a los demás y a lo que te rodea.
Que te ayudaba a soñar y a la vez a apreciar la realidad tan compleja y malviajante-.
Es que cosas como esta las tienes que experimentar por ti mismo.
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