martes, 11 de octubre de 2011

6.
Carlos escuchaba ensayar al grupo con una expresión que parecía ser de concentración absoluta. La verdad era que, desde los primeros acordes, supo que la banda tenía "química" entre los integrantes y eso le parecío interesante, un "extra"; había también talento y entusiasmo en lo que hacían. Carlos pensó que no sonaban nada mal y que ya estaban muy acoplados; sería un poco necio no aprovechar esta oportunidad para pertenecer al grupo, si estaba todo ya servido en la mesa.

Todo muy bién, muy padre; pero ¿como lidiar entre las responsabilidades de un trabajo y una família y el tiempo que exige una banda, un proyecto músical? La distancía entre el ranchillo y la ciudad tambien era un factor problemático. Pero siempre se podía intentar algo. Carlos pensó que valía la pena probar una vez más la aventura de ser parte de una banda de rock.
Sabía que el sonido del grupo frente a el era potencíado por una buena guitarra, limpia y energetica, ejecutada por ese chavo chilango; y que a un paso detrás, la batería y la otra guitarra lo flanqueaban; el bajo, a pesar de no ser nada del otro mundo, marcaba todo de manera eficiente.

Con tan solo unos minutos de escucharlos veía claramente que esta era una mejor banda que cualquiera a las que había pertenecido. ¿Quién se iba a acordar ya de los mentados "The Solars"?, su anterior y "más conocida" banda; la que se hizo de una fama y reputación locales, al grado de ser un grupo "emblema" del rock en la ciudad,la banda que mas rockeaba-nada de banda tropical, o cumbianchera-, ¿te gusta el rock?, ¿ya escuchaste a "los Solars"? Un grupo que solo los egos personales lograron destruir. La realidad es que -igual- no eran los mejores, si no casi los unicos de la localidad que tocaban rock con influencia de blues enteramente. La banda que-todo mundo le decía-había sido una gran pendejada haber desintegrado; la banda por la que la gente aún lo reconocía en el centro-de la ciudad-, o en el cine. Pero ahora, seguramente, lograría borrar el recuerdo de dicha banda, y dejarla como lo que realmente era: un pichurriento conjunto de bares, que solo fue reconocida por estar en el momento correcto en que los chavos "bien", la clientela con poder adquisitivo, ya pedía rock en vivo como se estilaba en los paises de primer mundo. ¿Quién se iba a acordar ya de los tales "solares"?, cuyo repertorio era conformado por covers, y una que otra canción original que, sorpresivamente, era bien aceptada.

Algo se podía hacer, callarles la boca a los que pensaron que su voz se había apagado para volver al oscuro anonimato,y regresar a tocar junto con este nuevo grupo, mucho más moderno, con integrantes más tecnicos y capacitados, con más hambre y ambición que sus ex-compañeros holgazanes, conformistas y arrogantes. Los ojos entonces le brillaron un poco; comenzó a llevar el ritmo de la música -que se armaba frente a el- moviendo un pie; después movió un poco los brazos como si tocara una batería hecha de aire, y quiso tener su guitarra al lado para unirse a la música. Comenzó a hacer sonidos con su voz. Reconoció algo de blues en la pieza que se estaba ejecutando, así que impovisó una linea blusera. Su voz, un poco ronca, siempre se había acomodado bien al blues; en Estados Unidos explotó esta cualidad en la banda donde tocaba y además aprendió algunos trucos y dejes vocales de agrupaciones de blues que tocaban continuamente en Texas. El Oso dejó de tocar su bajo, buscó y conectó un micrófono a un pequeño pero potente amplificador Peavey, y le señaló a Carlos que lo utilizara. Carlos se acopló improvisando, de alguna forma se sintió comodo cantando con esa banda a sus espaldas. Y ese supuesto blues, rockerizado al máximo, tomó vida propía. Comprendía que esa canción era un tema inédito, un tema compuesto por alguno de esos chavos, tal vez por el guitarrista chilango; pero ahora también sabía que la canción se estaba forjando con su ayuda. Al terminar, todos estuvieron de acuerdo en que tenian una canción interesante entre manos y decidieron enfocarse en tocarla una y otra vez para terminar de darle forma, para que no se perdiera por ahí, en la nada. Por que a veces esas cosas son asuntos muy eteréos, y se pueden ir, y regresar hacía el espíritu del gran rock, hacía la fuente, la pila mísma.

Primera canción, primeras impresiones.

sábado, 10 de septiembre de 2011

La madre del átomo.

Todo se ilumina de un color azul turquesa que luego se transforma en verde; un verde incandescente, "tóxico". Noticias desde el bunker: no tocar los residuos radioactivos. Que bueno que se preocupen por nuestra salud; por la salud pública.

Aquí abajo todo se ve muy bien. Las nubes obscuras cubriendo el cielo dan un gran toque dramático. Parece un escenario de ensueño -lucidor-. Alla va un rayo, aca-al suroeste- otros dos. Los dioses juegan boliche en los corredores lustrosos del Valhalla.

Nunca creí que algo tan pequeño brillara tanto. ¿Una vida, quizas mil?, un grano minusculo de materia. La madre grandiosa, borra-y crea-todo -o crea borrando-. Salvaje, alucinante, la bestía de mil llagas abiertas, esculpìda con laceraciones. La novia de la muerte, la diosa Kali moviendo sus brazos en una terrible danza de destrucción, la madre del átomo.

Y la gente supo que era el fín-de algo-

viernes, 9 de septiembre de 2011

Bienvenido a la máquina.

Entra, las puertas estan abiertas. Siente, esto se pude poner bien; mas que bien. Todo puede ir más rápido, que rueden las ruedas de acero.

Y de repente, descubres que la máquina eres tu. ¡Hey!, despierta, nadie se ha quejado todavía.

Afuera esta la oscuridad, pero no me puedo hechar para atras, debo seguír, dar solo la espalda a "eso" que fue. Todo esta limpio.

sábado, 18 de junio de 2011

Encrucijada.

Tal vez ya era la hora adecuada de regresar hacía las raices, a los caminos de lo que uno fue, y a la encrucijada vacía de "lo que uno pudo ser"...

Pequeñas y grandes mentiras decoran nuestra existencía, la justifican. Y torpemente nos desenvolvemos, nos abrimos a lo que pueda venir, sobrevivimos.

Afuera, en el patio, algo se mueve; me niego a creer que solo sea el viento. A menos que el viento sea un ente consciente y vivo que juega a complementarse con nuestros estados de animo como juega con nuestro cabello. Solo que el viento se disfraza de vez en cuando de ser humano y anda rondando por ahí, y se va de cotorreo en las noches y ríe estentóreamente.
-Y se fuma el humo de mota que dejamos en el aire-.

El cambio es brisa. A veces es posible percibirlo.


La hora en que esta a punto de amanecer es la más fría, y por lo tanto una de las más significativas. Se abre, tal vez, el velo entre lo vivo y lo muerto.

Esperando un cambio, para ir hacía algún lugar.

"Crossroads", que rocker.

lunes, 30 de mayo de 2011

No Santa Claus in this Town.

Es interesante recapitular, intentar ver en donde es que comienzan a desmoronarse las cosas. Aunque, en perspectiva -de-"ojo de águila" el fenómeno si parecía ser algo cíclico: todo se desgaja y se reconstruye-una y otra vez, con resultados similares, tal como creían los antiguos-.

Por otro lado, nadie me puede acusar de no aprovechar mis horas al máximo.

Que las cosas no iban muy bien en lo académico era un hecho. Pero no todo debían ser sistemas escolarizados y colegiaturas.
La escuelita ya me estaba empezando a fastidiar. Las exigencias cada vez eran mayores y las expectativas de mis padres también, como si al salir de la universidad ya fuera a tener todo resuelto. Éxito instantáneo, al estilo de los anuncios de la tele. Había compañeros mios que asi lo creían, o les convenía creerlo. Muchos actuaban y se pavoneaban como si ya ejercieran la carrera desde hacía años y la escuela fuera tan solo un engorroso tramite. Yo no era tan iluso en ese sentido.
Recordando, nunca había creido en nada con facilidad. Cuando niño descubrí que mis padres eran Santa Claus, y cuando les pregunté directamente me lo confirmaron. No hay ilusión por aquí. Aquí no hay gordo que -valga-venga una vez al año. De cualquier forma siempre había tenido mis dudas respecto al tal "Santa", ¿un empresario extranjero obeso repartiendo juguetes por el mundo?, ¿venía desde el Polo Norte a México? Había algo que no encajaba; además aquí no teníamos chimenea. Podía imaginar que era etéreo, pero no...no funcionaba así. En cuanto a la religión, mi padre era medio ateillo y pues esto saboteó de alguna forma los esfuerzos de mi madre por enseñarme el dogma y la fe católica. Lo intentaron al menos.

No me había sentido afiliado a algo realmente, ahora menos lo iba a hacer con esta institución que sabía dorar la píldora muy bien, como lo es la llamada educación superior.

Tal vez toda la raíz de este no embonar, de esta falta de fe en instituciones sociales, se deba a que dichas estructuras siempre fallaban-seguros médicos, sindicatos, escuelas, impartición de justicía, partidos políticos, etc.-, y mis padres hacían incapíe en mostrarme los aspectos que no eran fiables de estos sistemas. Nunca faltaba el comentarío mordaz de mi padre después de leer el períodico, o las quejas de mi madre al ver las noticias en televisión, y el empeño de ambos en que yo "abriera los ojos"; tuvieron esa deferencia conmigo. Querían que fuera una especie de ciudadano responsable que pudiera cuestionar y escoger. ¿Fueron estas buenas bases en la crianza de alguíen? Eso ya no lo se.

En muchos de los grupos sociales fuera de la escuela no duré demasiado-alguna temporada de futbol, alguna excursión al lado de los boyscouts-. Siempre siendo un "Lobato"que no se desenvolvía al cien en el grupo. Ese era yo, un lobesno "estepario"-por que leía mucho a Herman Hesse-. Mas apegado a su familia que a otro núcleo social: mis tíos y luego mis primos eran como mis hermanos mayores y/o menores. Los pocos amigos que tenía no compartían mi afición por el rock, no sabían de que les hablaba cuando mencionaba a Ozzy Osbourne; y una vez que les puse a un par de amigos música de Led Zeppelin uno de ellos dijo que-Robert Plant- sonaba como un maricón quejandose; es más, creo que se cepillaron de un jalón a todo Zeppelin con un : "pinches gueyes tan putos" ..."suenan putos"-pido perdón a los rockeros, pero tenía que recordar esto, son de esas cosas que terminan marcando una distancia entre tu, tu música y la sociedad-. Poco después de aficionarme a tocar la guitarra conocí a estos compas, Augusto y Efraín.

Los tres terminamos tocando en bandas con los compañeritos escolares, los tres -paralelamente- manteniamos nuestros respectivos grupos y cada uno estaba muy comprometido en su proyecto. Y nuestro mundo se vistió de Rock & Roll, de ensayos, de instrumentos, de equipo barato, de tocaditas en fiestas.
En los ensayos con el grupo todo cambiaba, todo era solidaridad y camaradería en el nombre del Rock. Las horas pasaban rapidamente y no parabamos de tocar. Cualquiera diría que perdiamos nuestro tiempo. Nada mas lejos de la verdad, ese era el "tiempo" realmente aprovechado. Los ensayos eran como mi oasis, mi verdadera zona de confort. Todo lo demás era un poco absurdo y medio hipocrita.

jueves, 24 de marzo de 2011

Timador sagrado.

Al principió, no creí que faltar a algunas clases perjudicaría mis calificaciones; digo, yo entregaba todos los trabajos y tareas puntualmente, me desvelaba por horas para acabar los planos y diseños-estudiaba arquitectura-. Ese esfuerzo es lo que se debía tomar en cuenta, no mis faltas a determinadas clases -que por otro lado, no eran tan esenciales-.

Lo cierto es que me confié; creí que mis buenas calificaciones, mi empeño reconocido, y mi afable relación con la mayoría de los maestros me salvarían de cualquier eventualidad. Ahora trabajaba a marchas forzadas para completar asignaturas pendientes. Ver mis calificaciones era casi surrealista, se pasaba de los nueves y fracción, o dieces plenos, a grises sietes, y hasta a la frustración de materias reprobadas. Esto no lo podían ver mis padres; máxime que, gracias a las dichosas buenas calificaciones recién me habían obsequiado un flamante y apantallador auto. Mi estatus ahora había cambiado gracias a este vehículo: todos me invitaban a sus fiestas para que llevara gente hasta a los rincones más apartados de la ciudad; y a pesar de que "todos" sabían de mi relación con Ofelía magnéticamente tenía ahora más amigas, habidas de un buen chofer con un buen carro. Las casetas de cobro bordeando la ciudad eran el limite.

Hablé con el rector de la facultad; se mostró preocupado.
-"¿Que te ha pasado?"
-"No lo se..."
"Problemas familiares" me hubiese gustado decirle. Que yo-pobre víctima ante las circunstancias- estaba inundado de de diversas e innominables crisis familiares. Como le pasaba a muchos de mis compañeros: ¿todos tenemos problemas familiares, no?

Pero la realidad era que en esos momentos me encontraba perfectamente en cuanto a dichas relaciones. ¿Que podía inventarle a la máxima autoridad de mi plantel? Si mis padres me tenían en una situación privilegiada, puesto que mis estudios iban muy bien-hasta entonces-; incluso me permitían trabajar realizando encuestas telefónicas en una compañía de Telemarketing de vez en cuando, a pesar de que económicamente me apoyaban en todo. Ni modo de decirle que todos los días me trataban como al hijo prodigo, el arquitecto que continuaría con la tradición familiar de esa noble carrera. Que mis padres, solícitos, me proporcionaban lo que hiciera falta para que el "estudiante de oro" siguiera en su empeño sin limitantes. El parásito de oro, el timador sagrado, debería decir.

lunes, 14 de marzo de 2011

El boulevard de los sueños rotos siempre se ve a la vuelta de la esquina.

Efraín y Augusto eran mis amigos más cercanos desde la etapa de la -escuela-secundaría. Efraín se dedicaba ahora enteramente a la música, tenía su propia banda y sonaban bastante bien; mientras que Augusto estudiaba Derecho. Cualquiera diría que eramos los polos más opuestos, pero ese "cualquiera" no sabía una mierda: los tres eramos bastante afines; sobre todo en cuanto a gustos musicales. Alucinábamos por la música, por el -casi siempre- confiable Rock n´ Roll.
Yo, adoctrinado desde la infancia en este arte, a base de discos de acetato y cassettes;Augusto, con un excepcional talento para la música, pero que prefirió ser abogado; y Efraín-"el huevas"- un músico competente haciendo la lucha con su propio proyecto. Three amigouus, todos para el Rock.

Siempre habíamos querido formar una banda los tres juntos, pero no pasó de algún cotorreo o uno que otro palomazo. Ellos dos tocaban mucho mejor que yo; yo apenas sabía algunas cosas en la guitarra y nunca me esforcé realmente en dominar dicho instrumento como lo hacían estos dos. Después elegí tocar el teclado; e iba mas o menos bien, hasta que la escuela y el cotorreo terminaron absorbiendo más de mi tiempo. Al final el teclado quedó como un gran acumulador de polvo; y terminé prestándole mi amplificador a la banda de Efraín. Parecía que mis sueños de ser un rockstar habían terminado; y tal como lo hizo Augusto, debía abocarme a mi carrera, y seguir escuchando música como un poseso, sin necesariamente ejecutarla.

El boulevard de los sueños rotos siempre se ve a la vuelta de la esquina, aunque no busques esa calle en particular; es como esa pesadilla donde das vueltas en un lugar desconocido y desconcertante...pero que a la vez-contradictoriamente- resulta familiar.

martes, 1 de marzo de 2011

-Vamos- A la escuela.

Comencé a faltar a clases para poder ver a Ofelia; pasar más "tiempo de calidad" juntos. A ella le entusiasmó la idea de ausentarse de la escuela durante algunos días específicos; ya estábamos, cada uno por su parte, bastante saturados de clases, temas, trabajos, estudios y estrés.

Yo solo tenía que esperar frente a la puerta de la universidad a que su papá, siempre puntual, la depositara ahí en las mañanas, confiado en que su nenita aprovechaba al máximo ese carisimo colegio. Ofelia entonces, a esas horas de la mañana, tenía olor a flores, a durazno: a champú y cabello húmedo.

La ciudad era nuestra por las siguientes seis horas: los cafés recién abiertos siendo acondicionados y aseados casi exclusivamente para nosotros, los parques semi vacios con uno que otro anciano tomando el sol, al igual que las funciones de cine con las salas sin gente; entonces las habitaciones de hotel con esa luz matutina eran nuestro escenario.

Y después, con el vigor y eficiencia de quién se esta saliendo con la suya, puntualmente regresábamos a la universidad -la de ella-, y ahí la dejaba; la veía alejarse con cautela para abordar el coche de papi.

Era tan fácil para Ofelía aparentar frente a sus padres, tan fácil la maniobra de saltarse las clases y utilizar la escuela de excusa-por un tiempo-, y tan conveniente para mi permanecer en la clandestinidad indefinidamente, que ponerme nervioso era un plus siquiera para sentir algo de rigor. Y después vivir al máximo esa ansiedad que causaba el anhelo de querer verla al otro día, y repetir el numerito, "darnos" otra mañana para nosotros-sin escuela, solo "la vida"-, de poder acariciarla y de reposar juntos en las camas de esos hoteles impersonales, de hablar durante horas en los cafés.

Se puede decir que me transformé en un romántico, para eso era la "bonita época universitaria" también, ¿no? Yo no lo inventé.